El tren

Y el tren emitió un gruñido áspero de dolor.
Había sobrevivido a tantos achaques y sido testigo de tantas vidas...

El inocente que tras una eternidad sin libertad toma la dirección de la madre que perdió a un hijo en la calle.
El pensativo que desconoce que está a punto de ser informado de su paternidad por una mujer a miles de kilómetros sobre la que apenas sabe nada.
El crío que mantiene fija su atención en lo que sucede más allá de la ventana, ensimismado en el azul cielo, el blanco nube y el verde naturaleza.
Las discusiones, los reencuentros. Las mañanas de resaca. Aquel joven que se atrevió a soñar. Y aquel al que la vida golpeó más de una vez.
Y como trasfondo una ciudad siempre cambiante. Planos que nunca son capaces de reflejar la realidad. Vidas que siempre lo son pero que casi nunca lo parecen. Demasiado cansancio tras trayectos infinitos.

-En ocasiones el final no te sorprende –pensó el tren momentos antes de que su luz se apagara para siempre.

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