Un día de concierto


Ayer fue uno de esos días del año en los sales completamente de la rutina: un día de concierto. Días que los verdaderos fans llevan esperando durante meses y se encargan día a día de ir avisando a los demás en una especie de cuenta atrás el tiempo que falta que lleguen. Esta vez se trataba de Ska-P.

La verdad es que en directo ganan todos los grupos sean del estilo musical que sean y este no fue la excepción. Sin embargo, para mi no fue uno de esos catalogados como tremendos. Aspectos como el sonido, el "set-list" y la bestialidad de los alli presentes les hicieron perder bastantes puntos en mi lista de futuros conciertos.

Tuvieron a dos grupos como teloneros (6-cafés y Salida Nula) y por más que la gente se movía, incluso había unos pocos que cantaban las canciones, eso no era más que ruido. Eso sí, ruido con ritmo ska.

Tras dos horas soportando escuchando el ruido atronador de las distorsiones de las guitarras, llegó el momento que todos esperábamos. Sin embargo parece ser que el grupo por el que habíamos pagado nos vio cansados y decidió, muy considerado por su parte, darnos una horita de descanso allí de pie antes de que salieran (nótese la ironía). Y aún con el tiempo que tuvieron, el sonido continuó sin arreglarse.

Durante las cuatro horas que estuvimos, las cuatro nos las pasamos en pista, aunque no todos, algunos sucumbieron ante la muchedumbre y se retiraron a las gradas para respirar. Yo estuve a punto de hacer lo mismo. Un amigo ya me advirtió que los conciertos de ska solían ser bastante bestias, pero se quedó corto. A nada que se intuía un poco ese ritmo tan característico (a contratiempo) todo el mundo empezaba a saltar de un lado para otro embistiendo a cualquiera que estuviera en su paso llegando la locura con las estrofas de las canciones más conocidas, que parecía que las estaban esperando para liberar toda la tensión acumulada durante el año.. Y es que los había cafres de verdad.

Pero no todo fue recibir empujones y pisotones a un ritmo frenético. Como en todo concierto, esos momentos en los que se encienden los focos iluminando todo el estadio
y todo el público con las manos en alto cantando a coro el estribillo más potente de su canción preferida... no tienen precio. Y la compañía tampoco.

Puede que a algunos no les gustara, puede que a otro les encantara, pero de lo que sí estoy seguro es que será un día que recordaremos durante mucho tiempo.

1 comentarios:

NGS dijo...

Menudo concierto malo, el sonido pésimo.